martes, 10 de julio de 2012

¿Qué título le doy a esta 2ª entrada?


Seguro del éxito de esa primera entrada de cuyo título no me puedo imaginar, ahí va la segunda.

Pero antes que nada me gustaría incluir la primera de las paradojas que Raymond M. Smullyan incluye en el prefacio de su estupendo libro "¿Cómo se llama este libro?".

La cuenta de pasada bajo la forma de una anécdota en primera persona:

Dice que cuando era pequeño, con cinco años, su hermano mayor lo despertó a primera hora de la mañana de aquel día de los Santos Inocentes (el 1 de abril en el mundo anglo-franco-sajón) para advertirle de que le gastaría la mejor inocentada de su vida a lo largo del día.

Pasó el día entero sin que nada pareciera confirmar el ansiado momento de la inocentada y la madre de Smullyan le preguntó el motivo de su patente nerviosismo.

Al enterarse del asunto, llamó a su hijo mayor para que aclarase con el pequeño Raymond la inconsistencia de su promesa, si es que tal había sido el caso. Este fue el diálogo que Emilio y Raymond mantuvieron:

E: Así que esperabas que te diera una inocentada ¿verdad?
R: Sí.
E: Y yo no te la he dado ¿no?
R: No.
E: Pero tú creías que te la iba a dar ¿o no?
R: Sí.
E: Entonces, te la dí, ¿a que sí?

¿Bonito no? Le había dado la inocentada al no dársela. 

Este tipo de paradojas llena muchas páginas de este libro de Raymond M. Smullyan, de las del tipo "¿mintió al decir que siempre mentía?". Si es así dijo la verdad puesto que era mentira que siempre mentía. Pero lo que dijo, que siempre mentía, era entonces verdad y sí que mentía...

Ya veis por donde vamos. Los maravillosos peligros del lenguaje y de su profundo significado.

En esta línea de pensamientos, dice Smullyan que el filósofo Bertrand Russell describía a su colega G. E. Moore como una de las personas más honestas que había conocido nunca, y un día le preguntó si había dicho alguna vez una mentira a lo que Moore contestó afirmativamente. Hablando de esto Russell escribió: "Creo que esta es la única mentira que Moore dijo en toda su vida."

De este mismo libro desarrollé en su día aquella entrada > ¿Puede existir lo uno y su contrario?
Raymond M. Smullyan

1 comentario:

miguell dijo...

Muy, muy interesante. Con la primera entrada ya me entraron ganas de comprar el libro, con esta segunda, ya te puedo asegurar que me lo compro...